Al abordar un problema de planificación como el que se nos presenta resulta importante tratar de comprender en toda su complejidad las lógicas de la política y el estado, la forma en que se construye la relación entre estado y sociedad, y en definitiva cuáles son las condiciones para la toma de decisiones.

Desde esa perspectiva se proponen herramientas que ayuden a un cambio “incremental” de la realidad, explorando a cada paso la magnitud de las apuestas posibles, e intentando allí donde se pueda plantear aquellas que logran ensanchar en algo el margen de decisión de quien conduce el proceso, que no es el planificador sino el político.

En definitiva, se trata de una planificación que busca consustanciarse con la gestión. A la vez que despliega un conjunto de productos organizados como recomendaciones o alternativas para horizontes de mediano o largo plazo, busca generar insumos que permitan operar sobre aquellos temas plenamente instalados en la agenda pública, que reflejan conflictos estructurales y demandan respuestas en la coyuntura. Lo que se pretende con ello es explorar los márgenes de lo posible para contribuir al proceso decisorio concreto.

Así planteado, los productos generados buscan tener traducciones operativas, por ejemplo a través del diseño de normativas o aparatos de gestión.

En esa línea también se pone en cuestión el papel del planificador. Lejos de un enfoque auto centrado en su conocimiento experto, el planificador que concebimos más bien busca entrever escenarios y testear con la realidad y los actores concretos los cursos posibles.

Por lo tanto los aportes del equipo buscaron brindar elementos a partir del posicionamiento de los distintos actores involucrados.

En cuanto a la planificación en cuestiones relativas al territorio, conviene primero señalar que éste es concebido como el producto de la relación entre espacio y sociedad a lo largo del tiempo, en un proceso de permanente transformación mutua.

Al abordar estas cuestiones corresponde poner el foco en tres dimensiones claves que organizan la formulación de políticas territoriales: por un lado, la que se pregunta sobre las condiciones espaciales que proporcionan un soporte para la actividad económica y el empleo; por otro lado, la perspectiva que está puesta sobre las relaciones entre sociedad y ambiente natural para evitar en lo posible procesos conflictos o irreversibles, y por último la que se propone generar espacio residencial de calidad y propiciar el acceso de la población a bienes y servicios urbanos.

Sobre la base de estas ideas, avanzamos ahora en la presentación general del trabajo realizado.

RESUMEN DEL PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL

PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL – Parte 1 –

PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL – Parte 2 –

PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL – Parte 3 –